Autor: Alvaro Ojeda


     I


    Se ha figurado entonces en este cauce seco

    otra historia posible en la piedra del verbo,

    la luna conjugada, su faz terca de ruedas

    en la vacía frente, en la vieja memoria

    relame brizna oculta, osario tumultuoso,

    deán de capillita y ventura pequeña


    No alcanza con desearla,

    un remilgo de seda no juega con la cueva facsimilar de Dios,

    con ese viento heroico, contenido de juicios

    doblando los pedazos, los escasos fragmentos,

    la ranura obstruida en el salón de embarque


    No es posible obtenerla,

    no es deseable su mano y su oscura tirada

    en el fondo narciso de un espacio de letras,

    no es maniobrable el barco, naturaleza fina

    que afronta sus tres proas en su lupa de olvido

    Es muy cruel la noche,

    sevicia del eterno transcurrido esqueleto

    en la visión que atrapa su berlina de nubes;

    no sería prudente alojar tanto musgo.

    Esta mano podría condenar a Marat

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    Autor: Alvaro Ojeda


     I


    Se ha figurado entonces en este cauce seco

    otra historia posible en la piedra del verbo,

    la luna conjugada, su faz terca de ruedas

    en la vacía frente, en la vieja memoria

    relame brizna oculta, osario tumultuoso,

    deán de capillita y ventura pequeña


    No alcanza con desearla,

    un remilgo de seda no juega con la cueva facsimilar de Dios,

    con ese viento heroico, contenido de juicios

    doblando los pedazos, los escasos fragmentos,

    la ranura obstruida en el salón de embarque


    No es posible obtenerla,

    no es deseable su mano y su oscura tirada

    en el fondo narciso de un espacio de letras,

    no es maniobrable el barco, naturaleza fina

    que afronta sus tres proas en su lupa de olvido

    Es muy cruel la noche,

    sevicia del eterno transcurrido esqueleto

    en la visión que atrapa su berlina de nubes;

    no sería prudente alojar tanto musgo.

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